
Una docena de estados en Estados Unidos han expresado su oposición a la política aduanera del expresidente Donald Trump, quien continúa ejerciendo presión con amenazas de nuevos aranceles si no se logran avances en las conversaciones comerciales.
La controversia se centra en las medidas que Trump ha promovido desde su administración y que sigue respaldando, incluyendo el aumento de aranceles a productos importados y el endurecimiento de las relaciones comerciales con países clave. Algunos gobernadores y líderes estatales han manifestado que estas políticas afectan gravemente las economías locales, especialmente a los sectores agrícola, manufacturero y comercial.
El temor principal es que, si no se logra consenso en las negociaciones, Trump recurra nuevamente a imponer aranceles más severos, lo cual podría impactar no solo a las economías extranjeras sino también a los consumidores y negocios estadounidenses, quienes ya han experimentado incrementos en costos durante los últimos años.
Los analistas señalan que esta postura proteccionista podría escalar las tensiones comerciales globales y generar incertidumbre en mercados clave, especialmente en medio de un panorama económico mundial aún frágil. Varios estados han solicitado al Congreso intervenir y buscar una vía de diálogo y consenso más estable con los socios comerciales tradicionales.
Esta disputa resalta la creciente división política y económica dentro del país en torno a la política comercial y aduanera, tema que podría tener un peso significativo en el proceso electoral próximo.